miércoles, 25 de noviembre de 2009

No como ensaldas, odio a los hippies, sólo quiero estar contigo

Y entonces me cantó una vez más
Fue al teléfono y éramos jóvenes una vez más
Su voz dulce como si la inocencia aún corriera por sus venas
Bailamos juntos a la distancia
Una vez más, sólo una vez más
Acompañame al campo del pasto seco donde te oigo reír
Seguro sonríes en estos momentos
Seguro lloras porque lloro por dentro

Te doy un beso en la mejilla y te limpias mi saliva con tu hombro
Sometimes I hate you dijo Candy
Es por eso que me recuerdas?
Es ahora que así te sientes cuando admiramos a los mimos personajes
Cuando admiramos el mismo amor
Corres y corres lejos de mí
Corro y me dirijo a ti

No como ensalada, odio a los hippies, sólo quiero estar contigo
No como ensalada, odio a los hippies, sólo quiero estar contigo
Y siempre fuimos estos dos
Los dos que no éramos uno solo, pero si un espejo
Un brillante espejo con sus secretos de magia
Ven y deja que tome tu mano una vez más
Vamos que traigo cobijas, comida y almohadas en la cajuela

Y la canción terminó

miércoles, 21 de octubre de 2009

Cuando la gravedad determina tu tiempo de vida

Y arroja una moneda al aire... lo que pase después de eso, así se quedará.

"Empiezas tu vida, pasan unos años, los primeros y ya tienes cierta consciencia de lo que puede ser tu vida; pronto yo tuve mi hipótesis. Te limitas un poco, te impulsas otro poco por otra parte y listo, ahí estás, tú y tus oportunidades de ser feliz. Pierdes unas cosas que nunca debiste perder; ganas menos de lo que merecías y ¡Bam! Te encuentras en donde nunca siquiera podías imaginar. Siempre escuché decir a la gente que la vida daba vueltas, que no la podías detener; supongo que terminó siendo cierto. ¿Cómo termine aquí? La verdad es que hay dos respuestas que podría dar y nada más: es una larga historia, o; no tengo idea. Como sea, ahora no importa, a menos que saliera de esta y me dedicara a dar seminarios de `cómo llegar a donde nunca imaginaste, sin que esto signifique algo bueno´. El título por sí solo es malo. En un momento tienes diez años pidiéndole a una niña que sea tu novia, te rechaza, y al siguiente tu vida se demorona, manejas mal la situación y estás a tres segundos de perderlo todo. Una buena razón para odiar tu vida o autocompadecerte y está listo; es todo lo que necesitas... Así que, ¿Qué voy a hacer si salgo de esta? Una moneda no tarda tanto en caer..."

lunes, 21 de septiembre de 2009

And this is the truth. Accept it NOW

- What is that you love so much about this woman?
- He body. Her face. The way she used to love me. But not any more. I mean, by the end, not even the way she looked at me showed a bit of admiration.
- Sorry, but, those things don't hear like enough reason for a person to leave everything and live in wonderland. An imaginary wondeland. Cause there's a real one, one that is possible to reach, but yours... yours doesn't feel like one of those.
- Uoh don't worry, don't hold your self back, my heart heart can take more crap.
- You don't need more reasons to stay on that distructive relation, you are screaming for reasons to convince yourself to leave it.
- Well that's waht you think, cause I feel like I could live all the circus again and again until one of both die or until she decides to open her eyes.
- Circus? that's not a good expression for what you've called the love of your life. For what I've known.
- Maybe it's not...

- I feel like I can´t fight anymore, but I can't live without it either. I can't lie, and I can't tell the truth.
- So here's what happends so you can hate it: for what you've told me, she doesn't love you. She doesn't think you're her favourite person anymore, and that have been the reallity for a long time. More than your mind could accept. You won't ever be again the man she look up to. And she doesn't leave you just because she's not better than you.
- I see... well it's been a pleasure but I have some drug addict, world hatter to visit. Thank you for your conforting words. Nothing better for a depressed man ears than the rough and direct truth. See you next time... or not, what ever.

"And my love will stay true. I will finish this before life currupts it".
One clean shot under his chean, and everything finishes ones for all. And she'll never know the world without his heart in her hands.

lunes, 17 de agosto de 2009

Is lonely out space

Un día, de pronto, decidió no amarlo más. ¿Habría hecho un daño diferente con un previo aviso? Me pregunto cómo sería una advertencia de ese tipo. Seguro tampoco habría hecho caso y el tipo del alma ahora perdida haría lo mismo una y otra vez. Intentarlo e intentarlo. Hasta que llegara al mismo punto en el que se encuentra ahora, sin ella y con su autocompasión que lo ahoga en el mar de su propio desperdicio. Pero preocuparse no debería, intenta pensar algunas de las noches en las que no cae dormido desmayando; en algún punto las cosas mejorarán, o por lo menos cambiarán... aunque claro que la posibilidad de que no sea así, está siempre ahí.

Al escuchar estas palabras de la voz de ella, que alguna vez fue consolación a cualquier jodedera, lo dejó inmóvil. Estoy seguro que la mayoría lo habrá sentido, sé que yo si. Un montón de preguntas, una idea prematura de futuro arruinado, celos, toda la pasión del amor que no sentiste y por la cual seguro te dejó; y una debilidad que podría llevar al suelo al más fuerte de los hombres; son algunas de las cosas que pasaron por su mente y cuerpo. LA mira a los ojos esperando una idea romántica: "debe ser como en "esa película", cuando lo dice sólo mintiendo por el bien del hombre que tanto quiso". Pero no hay mentira alguna en su mirada. Ahí no podría haber más cariño para él, es ahora tan vacía que logra transferir ese hueco a su pecho, donde dolerá el paso del aire por quién sabe cuanto tiempo.

"Déjala ir. No hay pregunta o comentario que puedas hacer para disminuir el impacto que su decisión irrevocable tendrá" - racionaliza.

jueves, 30 de julio de 2009

Ensueños en la tempestad

... entonces ella se dirije hacía uno de esos grandes puntos de pintura en el suelo de concreto donde dice "Punto de Reunión"; al centro de todo, donde todos la puedan ver. "¡Miren! - grita atreyendo la atención de todos. ¡En este frasco, este pequeño frasco de cristal en mi mano, tengo el alma Héctor! ¡Miren cómo me deshago de él sin piedad, y sin arrepentimiento futuro!" - arroja el pequeño frasco de cristal al suelo, se rompe y aún lo pisa para que no quede nada -.

Héctor regresa a la realidad. Sólo una ensoñación más cuando la ve por primera vez riendo y tocando el pecho de un tipo, algún tipo que él nunca había visto. Ella se percata de su mirada triste y sentenciadora. Se acerca a él. Él la ve venir, quiere irse, pero no puede moverse. Ya frente a él, la mujer que ocupó sus pensamientos, atención y corazón por varios años empieza el discurso clásico justificador y nada consolador.

De pronto y sin avisar, ella, la muchacha inocente que alguna vez fue, suelta un derechazo contra su ojo. Apenas se recupera, cuando se acerca el tipo con el que reía la mujer que caba de agredirlo y suelta un golpe firme contra su abomen. Ya en el suelo, se acerca una ex novia, una mujer a la que rechazó y una mujer que no lograba ubicar en su memoria, y lo patean sin dar señales de cansancio. No está asustado, sólo adolorido y sin poder defenderse.

Despierta sin haber cerrado los ojos. No hay nadie golpeándolo, sólo ella frente a él hablando. Sige sin poder moverse y ahora no puede siquiera escucharla. Ella mueve la boca sin parar y él no puede hacer nada para deternerla o para alejarse. Cesa la conversación la joven arreglada. Espera qué él diga algo, pero apenas y recuerda cómo es que llegó ahí y no dice nada.

Le regala una última mirada de lástima. - No se daba cuenta, pero lucía destrozado -. Toca su hombro izquierdo ahora con un poco de compasión, y sin pensar en que podría llegar a arrepentirse o extrañarlo, se va. Héctor se queda parado un par de minutos. Firme. Sin decir ni hacer nada. Sin voltear atrás y sin mirar al frente. Despues se va.

lunes, 13 de julio de 2009

Uno más de esos

... y la mujer enojada grita: "¡Sí, me lo he cogido!". La venas saltan de su cuello, su maquillaje se desliza en ríos de color negro debajo de sus ojos y por todas sus mejillas. Lo mira fijamente, como si no le importara y no sintiera culpa alguna. Él no puede demotrarlo aunque se sentiría aliviado si lo hiciera; ese dolor en el pecho es la herida que no va a sanar nunca. Lo sabe, quisiera caer al suelo y no tener que levantarse en un mes. No puede. En cambio, camina por toda la habitación, quisiera golpearla hasta que sintiera una mínima parte del dolor que él siente; es por eso que se mantiene a distancia, no sabe el alcance que su enojo podría tener en esos momentos, a partir de los cuales sabe, no podrá regresar a las oportunidades que tuvo y dejó pasar.

De vuelta con la mujer, sentada espera su castigo, sabe que merece una sansión, pero no la espera sinceramente. Poco a poco su posición agresora, como si no importara lo que hizo, se va encogiendo. Sus piernas y brazos se van juntando. Se acercan a su pecho. Él ha dejado de gritar todo lo que se le ha ocurrido para hacerla sentir culpable. Ahora está cansado y con suavidad se sienta en el mueble de ante frente a ella. Intenta idear una forma de desaparecer lo que ella ha dicho. No funciona, así que intenta encontrar la forma de hacer que no vaya a tener los efectos que tendrá en su vida la verdad que acaba de recibir. "No te puedes escapar", piensa. Ríe. La mujer lo mira extrañada.

Su esposa lo nota relajado, así que ella lo hace también. Sus extremidades están ahora en su lugar, ya no parece más una niña asustada y arrepentida. Por un momento sabe y puede sentir el dolor que le ha causado. No sabe qué hacer con eso, no dice nada y deja pasar una de esas oportunidades que ella tampoco volverá a tener. No puede creer lo que ha hecho y se quedará con eso. Sosteniéndose sobre sus rodillas, con la cabeza gacha y sujetando su cabello con sus manos, el hombre respira como si estuviera dormido. De pronto se levanta con rapidez y sale de la casa que ya no será más su hogar. La puerta la cierra sin brusquedad. La mujer asombrada, por la reacción de su impulsivo marido, sólo se queda mirando la puerta que permanece muerta, por unos minutos y después se va también.

Adiós amor.

lunes, 1 de junio de 2009

El dibujo de un escritor

Porque es verdad, nos toca morir cuando nos llega otra oportunidad. 

Los trazos serán fuertes y obscuros. Empieza a nacer la quijada, es fuerte pero aún así femenina; sólo para poder reconocer la perfecta forma del rostro que apenas nace. La barbilla es clave, parte de su personalidad está ahí aunque usualmente es en el caso de los hombres. Primeros trazos inseguros, claros, logrando punta corta y redonda, las líneas se vuelven más fuertes, dando forma al ángulo exacto para mostrar el mejor perfil de su delgado rostro. La nariz va primero, delgada a lo largo, pero al acercarse a la punta, dirigida a lo alto, se infla un poco; sólo lo suficiente para encontrarla peculiarmente hermosa. Las líneas que la conforman son hechas con mayor cuidado, debe procurar la tranquilidad de esa nariz con un rocío de pecas que tan sólo se encuentran ahí para hacerla más coqueta. La boca es inocente y modesta, ésta no sonríe pero aún así expresa el amor que morirá por dar cuando lo amerite; que aunque delgados los labios, pasión derramarán. La parte más importante de su encantadora boca viene: es ese hoyuelo entre el labio superior y las fosas nasales, muy marcado y más largo que el de las demás que no lograron liberar su inspiración aprisionada en busca de ese toque especial que llama a la admiración. La piel es lisa, pero el negro comienza a correr sin querer en sombras que él no hará desaparecer. Se ensucia un poco, pero está bien, obscuro habrá de ser. Las orejas se conectarán ahora a lo que fue el principio del dibujo improvisado, salido sólo de la memoria del hombre que una vez la vio por completo, y que no habrá de olvidar. No son proporcionadas a las perfección como el resto de los adornos de su cara, un poco extendidas, como las orejas voladoras, aunque sólo una se deja mostrar, la otra escondida al otro lado de la imagen. Una oreja ansiosa por un soplido que la despierte y la sonroje de emoción. De nuevo la intensidad en los trazos refleja el viaje que al recuerdo del hombre con la tiza de color negro. Inmediatamente y sin pensarlo, los ojos, esos ojos carentes de maquillaje que reflejan la conservada juventud e inocencia que congenia con el resto de sus facciones; éstos, más obscuros que los elementos bajo ellos, pero es que tienen una misión importante que cumplir. Una mirada algo perdida, no podría decirse con exactitud, miran abajo pensativos, entre abiertos y con una pestañas que aunque no son llamativas, cubren su función de femineidad elegantemente. Viene el iris, pero un color extraño se acerca, no es el opaco característico de la noche, es su contrario, el del día despejado sobre las montañas donde el hombre apenas ha pisado. Azul como el cielo. No era el color de los ojos que ella orgullosamente portaba, así han sido inmortalizados sin embargo. El bello sobre ese solitario par es dibujado de nuevo con extremo cuidado con el color de lo fúnebre, aunque el arte no lo fuera. Se ensucia un poco más. ¡No es perfecto, deben ser planas, con su expresión de desolación y esperanza juntas y no puede borrar! Desespera. Corren las sombras sin perder por completo el control; tras unos suspiros que hacen correr los restos del instrumento utilizado, con calma, se logra la expresión que provoca ternura en su pecho cada vez que la mira. A punto de comenzar con los cabellos, que juntos, todos amarrados con un listón que brillaban con el sol, recuerda el cuello, una fracción de él que podrá mostrar y dejar imaginar el atractivo que vendría bajo la yugular. Es delgado y con trazos salvajes para formarlo, dos líneas curvas que bajan al vacío y tan suave como lo es en realidad. El final, su cabellera algo despeinada, es el momento de ser libre, algunos se escaparán rebeldemente de la cascada que será negra sin poder lograr el castaño que va con el blanco de su piel. Unos son libres en grupo y otros son independientes y quieren volar por su cuenta. Aún así, la caída es sexy y atrevida, no cubre su rostro, se recoge sobre la oreja visible, y del otro lado cae sin reparo. Ahora ensucia el ambiente, está fuera de control, el negro comienza a dominar, y ahí está, es ella, una mujer en blancos y negros, con el rostro sucio, invadido por sombras que no logran opacar su belleza, con la cabeza gacha y sueños en sus ojos azules como el mar sin algas ni corales en el fondo.

La mujer que lo verá morir cuando regrese por él.