lunes, 6 de abril de 2009

Hopefully

Son sólo unos metros. Una sonrisa delicada nace en su rostro. Después de tanto tiempo sin una de esas, polvo debió volar con el movimiento de esas arrugas tempranas. Pronto estaría cerca de ella otra vez. Al verla entre tanta gente se detuvo. Fue ahí cuando la sonrisa nació, no antes. Ella se detuvo también. El parque en otoño resultó ser un hermoso escenario. Ella vestía un sencillo vestido de un solo color. Pegado a su cuerpo le dejó ver que aún tenía una bella figura. Su sonrisa fue más amplia. Casi una risa. Él vestía un traje azul. La corbata estaba floja. Su extraña formalidad la extrañó. La preparó para ver un gran cambio en él. Avanza él primero. Ella espera un poco. Avanza también. Ambos se toman su tiempo. Él, alternando su mirada entre el piso y ella, intenta ocultar su nerviosismo. Ella lo mira fijamente, sin mirar a otra parte y sin miedo a tropezar con alguien. Quería parecer confiada a pesar de ser igualmente invadida por nervios. Él piensa en cómo solía reír con ella. Risas inocentes y otras atrevidas. Siempre con el lado izquierdo de su boca hacia un lado, y luego hacia arriba. Ella sin intención de cumplirlos, pero sin poder reprimirlos, revive los sueños de encontrarse con él, en su vestido blanco y sencillo. Los dos planean un familiar pero poco expresivo saludo. Un sencillo beso en la mejilla. No quieren saber donde estuvo el otro. Quieren saber qué es el otro y hacia donde va. "Ojalá que nunca se me vuelva a ocurrir que puedo estar sin ella", piensa cuando está a un paso. "Espero nunca tener que querer estar sin él un solo día", ella piensa mientras extiende sus brazos. 

Así, después de contener sus ganas de sentirse felices por este encuentro sin intención alguna, no pudieron más. Al mismo tiempo, con un poco de miedo y con otro poco de confianza - de la que alguna vez hubo entre ellos -, se abrazan. Él huele su cabello. Ella huele su cuello. Se ven de frente y de muy cerca por unos segundos. Las sonrisas siguen ahí. Haciendo un ademan caballeroso él dice: "¿Vamos?". Miran hacia la misma dirección. Y caminan uno al lado del otro. Como amigos. Sólo quince centímetros los separan. Pronto se tomarán de la mano. Es otoño.

4 comentarios:

LunA dijo...

la nostalgia del otoño se sintió, lo sintieron.. lo sentimos...y es que el impacto visual de ver la silueta amada ¡¡wow¡¡ suele apendejar o marear a los sentidos..a mí me pasa muy seguido

Usted me mato a mí con sus comentarios en cada uno de las letras.. me causa mucho honor que otras personas dejen su opionion.. muchas gracias de verdad.... referente al dolor.. dicen que que el sufrimiento es inevitable, pero el dolor es opcional... los cuecos los hoyos son los que cavamos al pasar del tiempo para uno mismoo, aquellos vacios que se vuelven vicios.. y si tengo una nostalgiaaa nostalgiosa jaja que me hace perder y recuperar esto de escribir y de escupirle un poco a mi reflejo...
se le aprecia mcuhas gracias por el tiempo que te tomaste para leerme... seguimos aqui..


mmm ah pues yo tampoco entiendo mucho sobre los problemas tecnicos de la internet.. aprendi a prenderla por necesidad jajajaja ok espero se logre entender el porque.. un beso enorme..

Lolita. dijo...

AHH, escribis muy bien.
Si te fijas mis cosas escritas, de seguro te reis y pensas "que pendeja boba" jaja.
Sin embargo, saludos a tan larga distancia.

Juliana Fortini dijo...

Mi humilde consejo es que estemos despiertos y que no dejemos de perseguir lo que queremos. Si lo alcanzamos perseguiremos otro objetivo y si no lo alcanzamos, con el tiempo deberiamos empezar a soñar con otra cosa. Pero la clave esta en soñar y no dormirmos.

Don Pata! dijo...

amigo mio!!!
la manera en que escribiste elencuentro es taaaan bella!!! imaginate eso en cine!!!!!!!!!!!
me urge entrar a la escuela y que entres a guionismo!
lo tenemos todo chips!!!! :) jajaja