A su regreso tomó un
mes más. Un montón de Cheer’s Darling más; sólo, tirado en el piso blanco y
frío, con el Whisky que parecía nunca terminarse; en el departamento que con
trabajos logró arrendar. Un cigarrillo tras otro mientras contempla su
tristeza, despidiéndose de ella. Sus padres se han olvidado de él. Ella dejó
hace mucho tiempo de estar. Y su arrepentimiento no deja de invadirlo. Estando
ahí se pregunta casi las mismas veces que toma un trago cómo pudieron ser las
cosas de haberlas hecho diferente. Y si, debió marcar dos o tres veces, pero
siempre colgó. No era drama. Era necesidad.
Después de múltiples
intentos, por fin encuentra un trabajo. Por supuesto que no es lo que había
imaginado, pero le permitirá sobrevivir a sí mismo. Traje oscuro, camisa blanca
y corbata al gusto. Todo está bien. Un par de compañeros y no le son
insoportables. Todo bien.
Es una tarde soleada
por el parque camino al que ya es su hogar…
Él nunca fue de la
idea de que cualquier cosa puede pasar. Lo que había vivido, estaba es sus
manos. Su ahogo corría a responsabilidad de esas dos palmas y siempre lo tuvo
claro. Pero fue ese momento que lo hizo cambiar, pasara lo que pasara. Habían
pasado casi tres años desde ese entonces. Él no era el mismo y ella tampoco.
…metido en sus
pensamientos, levanta la mirada. La luz se filtra entre las ramas y las hijas
de los árboles que lo rodeaban. El viento sopla delicadamente. La tarde es
naranja. Se le va el aire de golpe. Ahí está ella. A unos metros frente a él.
Se detiene por completo, no alcanza a mover ninguna parte de su cuerpo. Ella
aún más hermosa de lo que era antes. Su vestido de verano volaba suavemente
mientras ella caminaba mirando o leyendo unos papeles. Fueron sólo un par de
segundos para que ella también levantara la mirada y viera al otro lado. Se
detiene. Él puede notar como respira hondo. Y aunque lejos, se miran
directamente a los ojos.
Pronto, ella le
sonríe. Da un paso hacia delante dirigiéndose a él directamente. Él tarda en
reaccionar, se acomoda la corbata y el saco, y corresponde caminando para
encontrarla a medio camino. Ella ríe, pues lo nota nervioso. Esa no era la
reacción que él esperaba en todas esas veces que imaginó que esto pasaba, acostumbrara
inclinarse a que lo ignorara o a una cara dura, pero no es momento de
confiarse. Él aún no le sonríe.
Están ahora uno
frente al otro. La ve a los ojos. Repasa toda su cara con detenimiento; nariz,
boca, piel, cejas, cabello. Es ella. Lo mira con la misma sonrisa y sabe que él
está mirándola a detalle y se lo permite. Alguien tiene que abrir la boca. Sabe
que lo tendrá que hacer ella.
-
Pasó
mucho tiempo – dijo la ahora joven profesional.
Pos u cabeza sólo
pasaba una canción que decía <>. Y mil cosas le
pasaron por la cabeza de lo que le gustaría ser y haber sido más que él mismo y
después de un momento contestó.
-
Mucho
fue – suspiró y sonrió por fin.
-
Traes
puedo un traje? – le dijo en tono burlón tomándolo de la solapa – Eres ahora un
hombre nuevo? Supe que estuviste de viaje un tiempo.
-
Un largo
tiempo. Y raro, – contesta como lamentándose y tirando de su cabello – pero
estoy de vuelta y bien vestido.
Ella nota que está
nervioso. Pero ahora sabe manejarlo y sin saber por qué se comporta de manera
coqueta. Se preguntaría un tiempo después el por qué reaccionó así, y no podrá
contestarse.
-
Vestido,
llamémosle, el detalle del traje sí te hace lucir diferente pero probablemente
podrías afeitarte.
-
Acabo de
iniciar, entonces me estoy acoplando, ya sabes que nunca me vi en una oficina –
le contesta ya mucho más relajado y tratando de comportarse de forma casual
aunque por dentro ardía en ansiedad.
Después de un breve
silencio ella continúa.
-
Y hacia
donde te dirigías?
-
A casa,
está cerca de aquí. De hecho, este es mi
camino de todos los días a la misma hora; nunca te había visto, pero noto que
vamos en sentidos opuestos. Trabajas o vives por aquí? Puedo… - no termina la
oración.
-
En
realidad no vivo tan cerca de aquí, pero si hay un lugar que me gusta y hacia
allá iba.
Inmediatamente él
imagino que tendría una cita. Inmediatamente ella complementó.
-
Aunque
pensaba ir sola. Quieres… - esperó a ver si él entendía que lo invitaba
discretamente.
Entendió, pero la
duda le impidió darlo por hecho. Sólo metió las manos a sus bolsillos y asintió
con la cabeza.
-
Ya veo –
dijo.
-
Si
quieres puedes venir conmigo. Digo, si no estás muy ocupado.
-
Sonriendo
responde – No, no lo estoy. Vamos. - Una sonrisa delicada y la cabeza gacha –.
Él no le preguntaría
a donde va, ni de dónde viene. No era importante más, y tampoco sabía qué
sucedería a partir del primer paso al lado contrario del que él se dirigía.
Sólo esperaba nunca volver a pensar que podría vivir sin ella un día sin su
cabello entre sus manos; si es que recibía una segunda oportunidad. Sacúdetelo.
Dan la vuelta y
caminan perdiéndose entre la gente. Niños. Adultos. Mascotas. Ella camina a su
lado pero no se miran, sólo al frente. Sin expectativas. Sin pasado. Sin él.
Sin ella. Caminando uno a lado del otro, y al frente.
4 comentarios:
"Él nunca fue de la idea de que cualquier cosa puede pasar. Lo que había vivido, estaba es sus manos. Su ahogo corría a responsabilidad de esas dos palmas y siempre lo tuvo claro. Pero fue ese momento que lo hizo cambiar, pasara lo que pasara. Habían pasado casi tres años desde ese entonces. Él no era el mismo y ella tampoco."
Este trozo me ha encantado. :)
Tienes a otra escritora empedernida revoloteando por tu blog. ¡Un buen descubrimiento! 1 miembro más.
Te invito a que te pases por el mío, a ver si tengo la misma suerte y te gusta. http://lasubastademivida.blogspot.com
Bueno, voy a continuar leyendo, pero buscando ahora por tus entradas más antiguas.
¡Un saludito!
Me encanta como escribes. Yo me estoy iniciando en este mundillo. Te dejo mi blog por si quieres pasarte. Un saludo.
http://cordondeamor.blogspot.com.es/
¡Muy bueno el Blog! , ¡Felicitaciones! ... Los invito a leer el mio http://empezandounavidadeescritor.blogspot.com/ . Espero que lo disfruten.
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