jueves, 22 de enero de 2015

Tal vez así siempre es la vida

Son esos ojos los que has visto por un tiempo y sigues viendo como si fueran los últimos y como si siempre lo hubieran sido. Es ella el rostro que quieres ver siempre.

Un tiempo no es sufieciente cuando es verdadero. Cuando es verdadero siempre quieres o necesitas más. Como si no supiéramos que aquí, en este mundo, todo se termina. Incluso lo interminable, que según tu ilusión, era el amor. O algo artificial. Como sea; se acaba. 

Son esos ojos los que viste por un tiempo y ya no ves. No puedes más. Y no a voluntad; es que... se acabó. Lo que creías interminable, se acabó. 

Nos toca amar un par de veces en la vida. Tal vez menos. Pero ese gran amor que una vez tuviste, no va a regresar parecido a otro que sea una versión similar. Las cosas se acaban. El amor no lo era, y si no lo era, es que no regresa. 

Tienes barba. Te encuentras sucio de todas partes. El dinero en algún punto se acaba. Y tus tennis o botas, se desgastan - es tu material de avance. 

Amigo... hasta aquí llegaste. Casi nada es para siempre por más especial que creas que eres. Pero hay una vez en cada vida, que lo es; y yo voy por ella. 

El uculele suena y sabes que terminó. 
No importa a dónde vayas. Contigo voy.

lunes, 15 de septiembre de 2014

A Dark Night

Conozco a alguien que se mató bebiendo. Recuerdas esa película en la que un hombre destrozado bebe hasta morir e incluso le pide a la única mujer que lo quiso en sus condiciones que nunca le pidiera dejar de beber? Este hombre no era así. No estaba particularmente destrozado, no había sido abandonado inadvertido y de hecho tenía mucho qué perder. Sólo le gustaba beber. Sí, si bebida era el Tequila, pero el Ron nunca pintó. En realidad tampoco el Vodka ni el Whisky. El alcohol, era todo para él, aunque no planeaba que lo matara.

Su mujer intentó detenerlo. No pensando que esa bebida fuera quien se lo quitaría. Antes pensó en probablemente en siete mujeres. Ninguna de ellas. Y es que hay algo que él no tenía a diferencia de aquellos que bebían como él o incluso menos. Era el cuerpo. Lo físico.

Después de beber sin querer durante dos semanas, decidió dejar de hacerlo. Pero no pudo, pues había festividades, rupturas y razones tanto para celebrar como para llorar. Así que lo hizo por unos últimos cuatro días.

Primer día, acompañado de un amigo que hacía mucho que no veía. Debía trabajar al día siguiente así que eso lo cansó.
Segundo día, visitaría a un amigo frecuente pero que su hijo recién nacido no daba muchas oportunidades.
Tercer día, la mujer que amaba lo dejó por un pleito que como muchos, empezó por una estupidez y pasó lo que pasó.
Cuarto día, festividad nacional. Esta vez estaba sólo bebiendo su preciado Tequila. Con una de esas canciones que te hacen ver todo en cámara lenta y con una melodía que sólo depara algo malo.

Disfrutó todo lo que pudo esa última canción. Massive Attack. 

Ese dolor que tal vez debía haber atendido antes, no le dio más tiempo. Creyó que dormiría un poco para luego seguir tomando. Pero ya no despertó.

Ahora muerto, daría lo que fuera por un trago más. Un último. Y recuerda esa canción tanto con aprecio como odio, que le quitó las oportunidades que aún tenía.

O fue él...

miércoles, 23 de julio de 2014

Tus pérdidas y las mías

Escuchar: Goma - Still wake up in the morning thinking of you

He perdido todo lo que tenía en la vida. Cuando no tenía nada, y cuando lo tenía todo. He despertado a lado de alguien a quien quería y me importaba. He manejado por horas sin rumbo y llegado a alguna parte donde me sentí bienvenido. He compartido con mis mejores amigos para los que yo era tan importante como ellos para mí. Es importante, porque no siempre me tocó coincidir y que alguien sintiera lo que yo sentía por estar en un mismo lugar. Me tocó sentarme solo, justo al lado de nadie y de nada. Siempre necesitando algo más y pensando que estaba completo. Me he preguntado si cuando las cosas van bien son una ilusión o fue un buen acercamiento a lo que para mí sería la felicidad desde que descubrí qué es lo que a alguien como yo hace que dejes de desear algo más sin que esto fuera parecido a la depresión de la que tanto hablan en todas partes desde hace algunos años.

Tuve la oportunidad de cantarle a alguien y que saliera mejor de lo que esperaba. Aunque también me tocó que fuera peor de lo que quería que fuera. Todo por estar dentro de su vida o la vida de alguien. Me ha tocado ser apreciado, que alguien tenga ganas de tomar mi mano por la simple necesidad de sentirme. Y esa ocasión en la que regalé un oso de peluche sin que este fuera deseado, o por lo menos no viniendo de mí, se sintió tan mal como ese mal que sentí proporcionalmente cuando me quedé sin el amor que añoraba por años y me quedé sentado en una mañana soleada sólo pensando en lo que se fue porque tenía que irse.

En un momento no era ni tan feliz, ni tan triste como algunos me reconocían; tranquilo describiría yo. Ca minando sentía que me estabas persiguiendo, tú o tal vez nadie. Aunque completamente solo, extrañamente podía sentir que estabas ahí. Nunca me dejes. Quédate siempre en mí. Lo había perdido todo completamente y aún me despertaba siempre pensando en ti. Cada mañana pensando en ti. Me sonaba tonto porque aún no existías prácticamente; y es que no existías en mi vida. Pero quiero mantenerte cerca. Y no podía evitar que sonara tan cursi como todo eso que llegué a odiar. Pero quería verte y tal vez manteniendo esa sensación así sería.

Estás aquí. No sé exactamente cómo o por qué. Dices que siempre habrá un lugar especial para mí en tu corazón. Porque siempre habrá un lugar especial para ti en mi corazón. Y por fin estoy aquí, donde esperaba estar, esta vez caminando junto a ti; sentado a tu lado por la mañana y generalmente por la tarde. Nunca me dejes. Quédate siempre en mí. El miedo de perderlo no se va, pero no es lo más importante ahora; no para ti y no para mí. No te escribí y sé que existes y eres tan real como lo que sí viví y como lo que viviste antes de mí en tu vida. Antes de que ambos existiéramos.


Amigos. La vida. Familia. Mi auto. El tuyo. Mi cama. Tus almohadas. Tu olor. Mis aventuras. Tus ideas. El llanto. Tu risa y tu sonrisa. Tus pérdidas, más las mías. Tu destino. El mío. Quédate cerca que no me moveré de aquí.

martes, 27 de mayo de 2014

Listen to: You Rascal You

Drinks the whole glasses of scotch… leave him alone. Or not… Whatever…

Heavy guitar in the background… Low lights. His sad looks don’t make him less attractive for them. Always them… please never go away or he’s gonna have to go after any other one. But not right now, first, he has to finish that drink or maybe ten, depends on the next step of the beautiful blonde on the sit by the corner. She’s been lookin’ for a while. He didn’t noticed so she came unannounced which is not a bad thing.

-You’re not a happy drunk don’t you? – she says.
- What gives you that impression – he answers while turning to her and subtly smiling.
-I’m not judging, just making an observation.
- Maybe you’re right, but I’m very flexible when it comes to my mood. Don’t let it scares you.
-Smiling too – I don’t get scared easily. In fact, I’m not afraid of… anything. – She says very close to his ear and slowly.

He takes the last drink.

Then just before the getting out of there, an incredible redhead enters like in slow motion. Looks directly to him from all across the room, walking almost running over really tough men under red light like a dream in hell, she’s decided… She gets to him and now she’s mad, really mad with that hate look. The not anymore sexy blonde gets out of there as an scared pussycat. The sexier female takes a big knife from the nowhere; touches his face softly with it; he’s not moving but not afraid either. She takes just a bit of his hair, smells it strongly, turns and go away without looking back.

He asks for another drink. Double. Drinks it in one take.

The scratchy guitar still sound in the back. And nothing changes, all over the place people trying to play some pool, kissing men and women, dancing over the tables y making pee wherever the need to do it. It’s time to go. His jacket on… and the one he was waiting for arrives exactly when he was turning to the exit door.

The brown hair, she didn’t need to move slowly, he was hypnotized… a pair of glasses before her eyes. He just puts his arm on the bar and a tequila shot reaches his hand, same that he drinks immediately. Stand up. They walk to each other at the same pace. One in front the other closely. No smiles. Not looking anywhere but their eyes. Hers some color like honey and his almost as dark as black. He takes her in his arms without asking and she takes that little jump. Hard kiss.

The love of his life.
The love of hers.
They take off.

-You took too long I’ve been besieged by a couple of lovely girls. Almost think about it.
-Sorry, I wanted you to have a little bit of fun. But you’re going to have a real one.

Walk away…

Husband and wife. 

miércoles, 10 de julio de 2013

My first hurt song in years

Remember me when he’s walking by your side
‘Cause the truth Darling is I’m better than he’ll ever be

The time we walked the streets together
Hunt me like the ghost of the kid I ones was
And the times we said I love you
Will never leave my broken heart

The times that I hurt you were the only times that happened
Because you gave and lost, and so did I
But the times turned ugly despites your love and mine
Until the time to say goodbye took us by surprise

Chorus
So remember me when his lips meet yours
While I’m weeping because of the course
Then I’ll follow you till’ the end
Just because we were never good friends

We danced, kissed and shined
Like with no one like before
But the love is just never enough
Should we forget it like it will happen no more?

So the times we fucked in my front seat car you’ll erase
‘Cause the one who hurt was me and no one else; you will fill it with your boys and friends
But take me in your purse, your eyes and your soul
 
So you can never let me go
So I can never let you go

Chorus
So remember me when he meets you at your door
While I’m weeping because of the course
That exiting were never the same
Then I’ll follow you till’ the end

Remember me when you’re walking down the aisle
‘Cause the truth darling, is you were suppose to be my wife
So please baby, remember just me
‘Cause I may not be better than him
But despite the pain we were good together

And I’ll be waiting right here
And you’ll never be happy

jueves, 11 de abril de 2013

Shake it out (Part 3)

“Si piensas lo suficiente en algo, termina por perseguirte más que acompañarte. Suficiente culpa de provoca cáncer o sólo una profunda infelicidad. Tan profunda ella que te impide ser tú. Una disculpa tardía nunca es suficiente, así que mejor decides hacer nada, contemplar tu autocompasión un rato más y luego intentar continuar.”

A su regreso tomó un mes más. Un montón de Cheer’s Darling más; sólo, tirado en el piso blanco y frío, con el Whisky que parecía nunca terminarse; en el departamento que con trabajos logró arrendar. Un cigarrillo tras otro mientras contempla su tristeza, despidiéndose de ella. Sus padres se han olvidado de él. Ella dejó hace mucho tiempo de estar. Y su arrepentimiento no deja de invadirlo. Estando ahí se pregunta casi las mismas veces que toma un trago cómo pudieron ser las cosas de haberlas hecho diferente. Y si, debió marcar dos o tres veces, pero siempre colgó. No era drama. Era necesidad.

 
Día treinta y él sabe que llegó. De todo lo mal que había hecho, esto lograría cumplir. El calendario está frente a él. Siente la necesidad de decirle algo, pero dejó de hacerlo al día 15. No tiene aún la fuerza para levantarse pero hay algo que lo hace darse cuenta; pasa su mano por su rostro queriendo espabilarse y se percata de que la barba comienza a crecer de nuevo. “Qué es ese olor?”. Nota que es él. Se requería muy poco para que volviera a caer, entonces respira. No hay última copa. No hay última fumada. Como antes lo hizo, una mano sobre el suelo helado, la otra en su rodilla y se pone de pie. Un largo baño entre gotas y vapor. Y es entonces que sucede, llora por primera vez desde que tiene memoria. Nada va a regresar.

Después de múltiples intentos, por fin encuentra un trabajo. Por supuesto que no es lo que había imaginado, pero le permitirá sobrevivir a sí mismo. Traje oscuro, camisa blanca y corbata al gusto. Todo está bien. Un par de compañeros y no le son insoportables. Todo bien.

 
Es una tarde soleada por el parque camino al que ya es su hogar…

 
Él nunca fue de la idea de que cualquier cosa puede pasar. Lo que había vivido, estaba es sus manos. Su ahogo corría a responsabilidad de esas dos palmas y siempre lo tuvo claro. Pero fue ese momento que lo hizo cambiar, pasara lo que pasara. Habían pasado casi tres años desde ese entonces. Él no era el mismo y ella tampoco.

 
…metido en sus pensamientos, levanta la mirada. La luz se filtra entre las ramas y las hijas de los árboles que lo rodeaban. El viento sopla delicadamente. La tarde es naranja. Se le va el aire de golpe. Ahí está ella. A unos metros frente a él. Se detiene por completo, no alcanza a mover ninguna parte de su cuerpo. Ella aún más hermosa de lo que era antes. Su vestido de verano volaba suavemente mientras ella caminaba mirando o leyendo unos papeles. Fueron sólo un par de segundos para que ella también levantara la mirada y viera al otro lado. Se detiene. Él puede notar como respira hondo. Y aunque lejos, se miran directamente a los ojos.

 
Pronto, ella le sonríe. Da un paso hacia delante dirigiéndose a él directamente. Él tarda en reaccionar, se acomoda la corbata y el saco, y corresponde caminando para encontrarla a medio camino. Ella ríe, pues lo nota nervioso. Esa no era la reacción que él esperaba en todas esas veces que imaginó que esto pasaba, acostumbrara inclinarse a que lo ignorara o a una cara dura, pero no es momento de confiarse. Él aún no le sonríe.

Están ahora uno frente al otro. La ve a los ojos. Repasa toda su cara con detenimiento; nariz, boca, piel, cejas, cabello. Es ella. Lo mira con la misma sonrisa y sabe que él está mirándola a detalle y se lo permite. Alguien tiene que abrir la boca. Sabe que lo tendrá que hacer ella.


-   Pasó mucho tiempo – dijo la ahora joven profesional.

 
Pos u cabeza sólo pasaba una canción que decía <>. Y mil cosas le pasaron por la cabeza de lo que le gustaría ser y haber sido más que él mismo y después de un momento contestó.


-   Mucho fue – suspiró y sonrió por fin.

-   Traes puedo un traje? – le dijo en tono burlón tomándolo de la solapa – Eres ahora un hombre nuevo? Supe que estuviste de viaje un tiempo.

-   Un largo tiempo. Y raro, – contesta como lamentándose y tirando de su cabello – pero estoy de vuelta y bien vestido.

 
Ella nota que está nervioso. Pero ahora sabe manejarlo y sin saber por qué se comporta de manera coqueta. Se preguntaría un tiempo después el por qué reaccionó así, y no podrá contestarse.

 
-   Vestido, llamémosle, el detalle del traje sí te hace lucir diferente pero probablemente podrías afeitarte.

-   Acabo de iniciar, entonces me estoy acoplando, ya sabes que nunca me vi en una oficina – le contesta ya mucho más relajado y tratando de comportarse de forma casual aunque por dentro ardía en ansiedad.

 
Después de un breve silencio ella continúa.


-   Y hacia donde te dirigías?

-   A casa, está cerca de aquí. De hecho, este es  mi camino de todos los días a la misma hora; nunca te había visto, pero noto que vamos en sentidos opuestos. Trabajas o vives por aquí? Puedo… - no termina la oración.

-   En realidad no vivo tan cerca de aquí, pero si hay un lugar que me gusta y hacia allá iba.

 
Inmediatamente él imagino que tendría una cita. Inmediatamente ella complementó.


-   Aunque pensaba ir sola. Quieres… - esperó a ver si él entendía que lo invitaba discretamente.


Entendió, pero la duda le impidió darlo por hecho. Sólo metió las manos a sus bolsillos y asintió con la cabeza.


-   Ya veo – dijo.

-   Si quieres puedes venir conmigo. Digo, si no estás muy ocupado.

-   Sonriendo responde – No, no lo estoy. Vamos. - Una sonrisa delicada y la cabeza gacha –.


Él no le preguntaría a donde va, ni de dónde viene. No era importante más, y tampoco sabía qué sucedería a partir del primer paso al lado contrario del que él se dirigía. Sólo esperaba nunca volver a pensar que podría vivir sin ella un día sin su cabello entre sus manos; si es que recibía una segunda oportunidad. Sacúdetelo.

Dan la vuelta y caminan perdiéndose entre la gente. Niños. Adultos. Mascotas. Ella camina a su lado pero no se miran, sólo al frente. Sin expectativas. Sin pasado. Sin él. Sin ella. Caminando uno a lado del otro, y al frente.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Between Folk and Rock & Roll (Part 1)

Seguido se preguntará cómo es que pasas del momento más alegre en tu memoria, al más amargo…
La música folk rodeaba todo. Agregándole rock & roll, luces de todos los colores, risas, y juegos, era el escenario perfecto para que algo grande pasara en su vida. No solía tomarse las cosas con mucha calma. Así que caminó por toda la feria con su chaqueta de piel negra y su engreído caminar, disfrutando su escenario. Entonces ella apareció al frente, inadvertida. Completamente desconocida. Pero igual deslumbrante. Después de titubear pocos minutos, se decide y camina con la misma seguridad hacia ella.

- “¿Bailas nena?”

La verdad es que no fue un buen comienzo, pero el que ella lo rechazara como lo hizo, sólo lo pudo encantar más. Odiaría que hubiera sido otro tipo de mujer. Él recordaría ese rubio seño fruncido con ternura aún cuando un día albergara odio.
En ese momento ella atendía un puesto de palomitas de maíz; entonces esperó a que tomara un descanso. Aunque en realidad esperó al segundo; ella lo miraba de lejos con coqueto enojo. Y entonces una canción de Bob Dylan sonó. Ella se movió. Él se movió. La alcanzó justo en frente de la rueda de la fortuna – sí, fue la película corriendo que él esperaba. Ahí ella aún no cedió pero sí sonrió; lo suficiente para que él decidiera no rendirse hasta poderla besar una o dos veces.
Después de encontrarlo entre semáforos, pastelerías, carnicerías, parques y fiestas, la joven rubia, en su vestido rosa con amarillo favorito, no pudo hacerse más del rogar. Él en su traje negro con corbata delgada, la invitó a bailar una última vez y fue desde ahí que no pararon de hacerlo. Las estaciones pasaban, pero ellos seguían y seguían disfrutando las pistas de baile, las calles solas por la noche, las ferias y los ratos de silencio; y los dos jóvenes se quisieron todo lo que pudieron. Ambos conocieron a los padres del otro y tuvieron comidas de las que no podían esperar para escaparse. Casi se hicieron famosos en el lugar por la pareja que parecían ser. Él no era mal parecido y ella debía ser la más guapa de las mujeres de su nivel económico. Fue así que generaron los momentos que los sostendrían en los momentos difíciles que tenían que llegar.
Lo que no pudieron evitar aunque lo intentaron, fue crecer. De pronto las cosas empezaron a correr y con ellas, ellos. Es difícil lo que en dos años puede pasar. Una noche fue que todo empezó. Una pelea fue lo que lo detonó. Aunque en su momento debió ser una pelea estúpida, sin importancia para un adulto, ambos pasaron esa noche escuchando canciones al ritmo que sólo Jhonny Cash les podía dar. De ahí, fue difícil volver a lo que una vez fueron. Primero fue tristeza, de esa que incluso puedes aprender a disfrutar. Las reconciliaciones ahí todavía tenían su parte interesante. Pero fueron demasiado jóvenes para saber detenerlo ahí.
El tiempo juntos empezó a distanciarse entre días y horas. Una vez hubo una canción en la que dijeron “without trust there is no love”. Y eso fue lo que pasó. La desconfianza contaminó todo lo que los colores de un día lograron y lo que probablemente debía ser. O terminó lo que no debía ser. Es probable que no existe tal como la persona perfecta por sí sola. Probablemente ni siquiera perfecta para cada uno de nosotros, aún cuando nunca la encontráramos. Tú eres tú y ella es ella y nada más. Tal vez todo sólo trata de encontrar a la persona a la cual aceptaríamos como es. Un día caminas por tu vida y con más suerte que destino, te alcanzarás a dar cuenta. Pero ellos no tuvieron tiempo de darse cuenta de esto. Llegó entonces el día del que no puedes volver. El momento en el que te percatas del final.
Un golpe lo cambia todo.
Ella pasmada dice con voz entrecortada:
- “Es este momento en el que nos decimos adiós” – mientras llora sin saber bien si el dolor físico, o el dolor que ve venir al estar sin él.
Él, no dice nada. Sabe lo que pasó.

“Happiness is a warm gun” – otros dijeron. Caminó sin atreverse a voltear atrás mientras ella de pie esperó para verlo hasta el último momento que pudiera. Él no la buscó esa noche. Tampoco al día siguiente o al mes que le siguió. No lo hizo no obstante que se sentía en desintoxicación de ella. El joven con el corazón roto nunca lo supo, pero ella lo estuvo esperando. Esperó que llegara con su gran disculpa, su mismo amor y después de eso, uno de sus chistes que la distraerían del sufrimiento que sintió. Pero no apareció.

De forma clásica, ella miró por la ventana por noches y tardes nubladas mientras recordaba la primera vez que él le habló. El estúpido diálogo que sinceramente la atrajo por su atrevimiento. Los bailes en los que prácticamente eran parte del show de la banda que tocaba. Los besos que nunca fueron suficientes y le hicieron falta. Su mirada penetrante, y su cabello grasoso. Y no llegó.
Él tomó su maleta. Tomó la foto de ella con ese mismo rubio ceño fruncido, la guardó en su cartera y se fue pensando: “¿Cómo es que pasas del recuerdo más alegre en tu memoria al más amargo que de mis propias manos provoqué?”